Siempre al filo de la actualidad, en este episodio de La Paella Rusa analizamos los WhatsApps de Pedro Sánchez y Ábalos. Además de abordar su excelente empleo de la prosa 2.0, nos preguntamos si saldríamos indemnes si se filtraran nuestras conversaciones personales con amigos o compañeros de trabajo.
Por otra parte, comentamos el sabotaje que recibimos la semana pasada por parte del Vaticano, que decidió lanzar la fumata blanca justo antes de que acabáramos el programa. Y, bueno, ya que estamos, nos ponemos al día con el nuevo papa, León XIV, del que, efectivamente, no sabíamos absolutamente nada.
También tienen espacio en esta Paella Rusa dos figuras emblemáticas de la vida española, dos iconos del siglo XXI, dos estrellas: Melody, con su participación en Eurovisión, y Francisco Camps, con sus recientes apariciones públicas.
Obviamente, este episodio también nos trae la última hora sobre las actividades de esta semana del ex teniente general del Ejército de Tierra, vicepresidente y conseller para la Recuperación Económica y Social, Francisco José Gan Pampols. Y, por supuesto, contamos con una nueva entrega de la Liga Villaconejos, conocida por los novatos como Liga Hypermotion.
En cuanto a nuestra propuesta cultural de la semana, desde La Paella Rusa os proponemos leer El informe. Trabajo intelectual y tristeza burocrática, de Remedios Zafra (Anagrama, 2024). ¡Dentro sinopsis!
“Tiempo atrás, algunos pensadores nos vendieron la idea de un futuro en el que el ocio ocuparía el centro de nuestras vidas mientras las máquinas trabajarían por nosotros y crearían riqueza. Ese futuro utópico no llegó jamás, y a lo que nos enfrentamos es a un presente en el que al hablar del mundo laboral nos vemos abocados a utilizar palabras como hiperproductividad, precariedad, competición, burocracia…
Ante este panorama, Remedios Zafra se rebela y dice a la vez sí y no. No a la violencia burocrática, a la tristeza administrativa y a la deshumanización tecnológica; al desafecto que se extiende entre los trabajadores cuando su tiempo está ocupado por tareas que nada tienen que ver con su propósito: investigar, enseñar, crear… Sí a transformar esta situación, a liberar el tiempo propio, del que nacerían mejores ideas y mayor compromiso con aquello que hacemos, con la sociedad, los cuidados y el planeta, la atención que requieren la justicia y la ciencia, o el goce de la cultura.
Este informe pone al mando el alma y el estómago frente a tecnologías que en nada contribuyen a la emancipación. Frente al hartazgo de un hacer mecánico que engendra desapego, la autora se pregunta: ¿qué está en juego si el trabajo intelectual sigue cediendo a la obediencia?, ¿quiénes perturbarán a las personas para recordarles que son personas?, ¿quiénes intentarán cambiar pesimismo por crítica, resignación por vínculos?”.