Este 8 de mayo se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Ovario, una fecha clave para visibilizar una enfermedad que, aunque representa solo el 3% de los tumores femeninos, es la principal causa de muerte por cáncer ginecológico. En España, se estima que en 2025 más de 3.700 mujeres serán diagnosticadas con esta patología y cerca de 300 casos se darán en la Comunitat Valenciana.
Para conocer mejor su realidad, hablamos con el Dr. Ignacio Romero, médico adjunto del Servicio de Oncología Médica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), un centro de referencia internacional en el abordaje integral de este tipo de tumores.
Diagnóstico tardío y síntomas poco específicos
“El cáncer de ovario sigue siendo uno de los grandes retos de la oncología porque habitualmente se diagnostica cuando el tumor ya se ha extendido por la cavidad abdominal”, advierte el Dr. Romero. Esta detección tardía se debe, en gran parte, a que los síntomas iniciales son muy inespecíficos: dolor abdominal, distensión, cambios digestivos o gases. “Suelen confundirse con otras dolencias y eso complica el diagnóstico. La paciente suele consultar a varios especialistas antes de tener un diagnóstico definitivo”.
El tiempo medio entre la aparición de los primeros síntomas y la confirmación del diagnóstico ronda los cuatro o cinco meses. Por eso, Romero recomienda prestar atención a señales de alerta como “sangrados vaginales en mujeres en la menopausia o entre ciclos en mujeres más jóvenes”, y acudir al ginecólogo ante cualquier anomalía. Una simple ecografía puede ser decisiva.
Factores de riesgo y prevención
La edad avanzada, la obesidad, no haber tenido hijos o no haber dado lactancia son algunos de los factores de riesgo más comunes en la población general. Pero también existen factores genéticos relevantes. “En algunas familias detectamos mutaciones hereditarias, como las de los genes BRCA1 y BRCA2, que incrementan significativamente el riesgo de desarrollar este tipo de tumor”, explica.
En mujeres con estas mutaciones, se pueden plantear estrategias de prevención más agresivas, como la extirpación preventiva de trompas y ovarios. Aunque las pruebas analíticas (como el marcador CA 125) y las ecografías no son del todo eficaces para la detección precoz, sí ayudan a realizar un seguimiento más estrecho en estos casos.
Nuevos tratamientos que marcan la diferencia
Los avances en biología molecular han transformado la manera de entender y tratar el cáncer de ovario. “Nos permiten conocer mejor las características de cada tumor y prever su comportamiento. Así podemos personalizar los tratamientos de forma más eficaz”, señala el oncólogo.
Entre los grandes hitos recientes, destaca el uso de inhibidores de PARP, fármacos orales que han cambiado las perspectivas de supervivencia. “Desde 2019 los usamos de forma rutinaria tras la cirugía y la quimioterapia. Se administran durante dos o tres años y permiten un control de la enfermedad mucho más prolongado que antes”.
Y lo que viene es prometedor: “Los anticuerpos conjugados, que permiten liberar altas dosis de quimioterapia directamente dentro del tumor, ya han demostrado eficacia en ensayos clínicos. La inmunoterapia también se está investigando con resultados esperanzadores, aunque aún no confirmados”.
Enfoque integral y trabajo en equipo
El IVO fue pionero en España en aplicar un enfoque multidisciplinar al tratamiento oncológico. En el caso del cáncer de ovario, esto resulta esencial. “No podemos tomar decisiones por separado. Cada caso se analiza en comités de tumores con ginecólogos, oncólogos, patólogos, biólogos moleculares y otros especialistas. El orden del tratamiento —cirugía, quimioterapia, biología molecular— puede cambiar radicalmente el pronóstico”.
Gracias a esta coordinación, los tratamientos son cada vez más personalizados y eficaces. “Tenemos la suerte de trabajar con una misión compartida. Eso lo facilita todo”, apunta Romero.
Investigación valenciana con proyección internacional
El IVO continúa desarrollando nuevas herramientas para mejorar el diagnóstico y tratamiento de este tipo de cáncer. En estos momentos, una de las líneas más prometedoras es la clasificación de los tumores en función de su inestabilidad genómica. “Ya la estamos utilizando para tomar decisiones terapéuticas y también como indicador pronóstico”, explica el especialista.
Un mensaje de esperanza
El Dr. Ignacio Romero se muestra convencido de que la situación está cambiando: “Cuando hablamos del Día Mundial del Cáncer de Ovario, yo prefiero hablar del día contra el cáncer de ovario. Porque estamos viendo un cambio real en la historia natural de esta enfermedad. Y ese cambio está llegando —y va a seguir llegando— a las mujeres que lamentablemente la padecen”.